QUE ES LA LEALTAD

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

Hoy se celebra el día de la Marcha de la Lealtad. Tal vez para muchos no signifique más que una conmemoración más, de las tantas que tiene este país. Sin embargo, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su calidad de comandante supremo de las fuerzas armadas, significará a partir de hoy, un antecedente histórico que sexenio, tras sexenio, se repite con una plena y total convicción por parte de los soldados mexicanos. 

La lealtad no existe sin honor.

De eso los militares saben todo. No se trata de sumisión, se trata de fortalecer con honor el proyecto de nación que los mexicanos decidieron para sí mismos. Nadie puede dudar de la legitimidad que tiene el Presidente, luego entonces, el reto es que ésta se consolide en resultados para quien lo eligió. En todo ello, no cabe el doble discurso.

Quienes acompañan al Presidente, ¿qué están dispuestos a hacer por México?

Los soldados de tierra, mar y aire lo refrendan hoy sin interés, sin vocación política. Los soldados quieren un mejor país y bajo ninguna circunstancia pretenden suplir o ganar espacios que les den mayor poder o canonjías.

Para el general Luis Crescencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda, la ruta es clara: ¡resultados!, no política.

Para los altos mandos del Ejército y la Fuerza Aérea, así como de la Armada de México, la lealtad no es moneda de cambio y mucho menos se convierte en el activo que los lleve a una mejor posición. Ambos no tienen otro interés que no sea el mayor y mejor para el país.

Para los hombres fuertes del Presidente, la lealtad debe ser con honor, el mismo con el que cumplirán todo lo que les ordene su comandante supremo.

Por eso no hay espacio para el doble discurso.

Para los militares, no es una cuestión de partidos o bien de ideales. El instituto armado es hoy la mayor fortaleza del país.

El problema es con los que insisten en ver a los militares como una amenaza. Quienes lo ven así, entonces no están comprendiendo lo que este gobierno intenta. Para el secretario de la Defensa es clara la realidad. Todos en la clase política se desviven en el discurso por alabar la acción militar. Pero cuando se trata de dar un voto de confianza, entonces comienza el juego político; sí, ese juego donde se propaga el miedo a lo militar. Ese juego perverso quiere producir una barrera para que supuestamente los militares no obtengan más poder.

Cabe preguntar: ¿a qué le tienen miedo los políticos? ¿No se han dado cuenta de la dimensión del problema? ¿El miedo es que los militares tomen el poder?

Si es así, entonces no están comprendiendo que a los militares no les interesa hacerse del poder.

¡Ya lo tienen!

Pero el poder militar no es para gobernar, más bien es para que los civiles aprovechen las condiciones para gobernar de la mejor manera.

Muchas veces el poder es tan perverso que, a pesar de las lealtades, éstas nunca son con honor.

Sin honor, la lealtad no tiene significado para los militares.

Ya se acabó el tiempo del doble discurso.

La lealtad de ninguna manera puede ser activo de hoy y olvido de mañana.

 

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