GOBERNAR CON EL EJEMPLO

GOBERNAR CON EL EJEMPLO -RAUDEL ÁVILA

La Libertad como Experiencia 
Por Raudel Ávila 

El respeto universal por el dinero es el único dato esperanzador de nuestra civilización; el pilar más sólido de nuestra conciencia social”, escribió con sarcasmo el gran dramaturgo y novelista George Bernard Shaw. Shaw fue uno de los grandes
intelectuales de la izquierda británica a inicios del siglo XX, integrante de la Sociedad Fabiana, el partido laborista y ganador del Premio Nobel de Literatura.

Shaw estaba consciente que aún en las filas del izquierdismo más coherente, entre militantes educados y formados, la tentación del poder y la riqueza hacía estragos continuamente. En otras palabras, en política las conductas ejemplares no se producen por arte de magia, y el único ejemplo que se contagia con facilidad es el malo. Ahí está la boda de César Yáñez en la portada de Hola.

No es justificación, al contrario. Si toda la historia de la humanidad demuestra que no es verdad que basta con buenos ejemplos para garantizar comportamientos éticos, ¿por qué el discurso del próximo gobierno dice “si el Presidente se porta bien, todos sus colaboradores lo imitarán”? El Presidente podrá dormir en un catre en Palacio Nacional. ¿Y de qué sirve si sus allegados hacen gala de lujo y ostentación en publicaciones frívolas?

Considero que un mínimo de congruencia liberal exige no contaminar la reflexión política con señalamientos sobre la vida privada. No obstante, cuando el mismo político decide exhibir sus celebraciones íntimas en una revista de sociales para presumir su riqueza, ¿cómo no apuntar la inconsistencia?

Esto no es una crítica de prensa fifí, o comentarios de la mafia del poder. La revista Proceso, a quien nadie puede acusar de asociada de la derecha, hizo del título de su portada esta semana, con la foto de la boda de Yáñez, un editorial contundente: “El irresistible encanto de la frivolidad”.

La filosofía absurda de que la corrupción acabará de arriba para abajo si limpiamos la escalera superior con el ejemplo del Presidente, quedó evidenciada en toda su falsedad. Están a tiempo.

Las respuestas para combatir la corrupción no residen en prédicas cristianas, constituciones morales o el ejemplo presidencial.

Los remedios solamente pueden ser institucionales. Por eso la insistencia sobre la autonomía del Ministerio Público y de las fiscalías, la dotación de mecanismos sancionadores a las auditorías y órganos de control, etcétera. La boda será un escándalo que no trascenderá, y aunque indignante, no fue ilegal. El país ganará mucho si esto sirve de antecedente para entender que lo que necesitarán, una vez iniciado el gobierno, son mecanismos jurídicos de control y sanción. Harold Laski, gran politólogo socialista, decía: “No basta, al menos en política, con desear lo correcto, también hay que saber lo que es correcto desear… Ni la más apasionada convicción de estar en lo cierto es prueba fehaciente de no estar equivocado”.

 

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@avila_raudel

 

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