EL PODER Y EL EFECTO MILITAR

EL PODER Y EL EFECTO MILITAR -JUAN IBARROLA

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

La polarización que se está produciendo en México es grave. La impunidad y la falta de justicia es precisamente una de las causas, ya que, ante una crisis institucional, social y, por supuesto, de valores, de víctimas pasamos a ser victimarios; de aceptar al prójimo y sus circunstancias, a imponer mi razón aunque ésta esté nutrida de falsedad y post verdad.

Los efectos de la delincuencia y la violencia también son causas de lo anterior, pero lo importante es encontrar el camino adecuado para crear unidad.

¿Qué es verdad respecto a la situación de inseguridad que vive el país? ¿Qué respuesta quiere el próximo gobierno y la sociedad ante esta realidad?

La salida de las fuerzas armadas a las calles no fue una decisión militar tomada de unilateralmente. En su momento, fue una acción del estado mexicano ante La polarización social que se está produciendo en México es grave. La impunidad y la falta de justicia es precisamente una de las causas, ya que, ante una crisis institucional, social y por supuesto de valores, -como nunca en la historia moderna del país- de víctimas, pasamos a ser victimarios; de aceptar al prójimo y sus circunstancias, se raya en el límite de imponer mi razón aunque ésta, esté nutrida de falsedad, de post-verdad y sobre todo de la seguridad que otorga la ignorancia.

Los efectos de la delincuencia y de la violencia también son causas esenciales de esta división nacional, sin embargo, lo importante es encontrar el camino adecuado para fortalecer la unidad.

¿Qué es verdad respecto a la situación de inseguridad que vive el país?

Una realidad criminal y de inseguridad que las instituciones civiles, simplemente no podían enfrentar.

La salida a las calles es algo que los militares no querían; no quieren y por supuesto que han trabajado arduamente para generar las condiciones que los regrese a sus cuarteles, sin embargo, la respuesta de gobernantes e instituciones ha sido ambivalente, ya que por un lado, no han construido lo necesario para proteger a quienes gobiernan y a sus bienes y por el otro, se escudan en los soldados de tierra, mar y aire para que las cosas no exploten definitivamente.

Han sido ambivalentes y mezquinos ya que no han querido tomar la responsabilidad que les corresponde; siempre será más fácil culpar y responsabilizar a los militares de los efectos que conlleva la búsqueda de la paz, a través de ejercer fuerza y violencia legítima.

Organizaciones civiles, algunos intelectuales, la izquierda mexicana, actores y algunas voces que creen el cuento de que, victimizar a los criminales y criminalizar a las fuerzas armadas, es la moda que debe regir, insisten que la seguridad debe ser sin guerra; en que el regreso a la calma, debe ser a través de consensuar con los criminales y no, el de fortalecer a soldados y marinos.

La realidad es que los militares protegen a todos los mexicanos sin distinción, aun y a sus detractores.

Esta semana regresó el debate sobre la Ley de Seguridad Interior y su obligada relación con la militarización de México. Cuando pregunto, qué sería de este país sí los soldados ya no hicieran labores de seguridad pública e interior, nadie, absolutamente nadie me da una respuesta.

Cuando se pregunta qué tipo de fuerzas armadas quiere la gente para los próximos 6 años, nadie, absolutamente nadie, da una respuesta.

Lo único que se escucha son sinsentidos, por ejemplo, que ha sido la acción militar la que ha generado mayor violencia y muerte en este país; por lo que cabe nuevamente la pregunta, ¿quiere el pueblo sabio que los militares ya no protejan a los ciudadanos desde el ámbito de seguridad pública?

La Ley de Seguridad Interior, no producirá un poder ilimitado a las fuerzas armadas, más bien lo que busca, es crear la responsabilidad jurídica para que alcaldes y gobernadores generen las condiciones que le permitan a la gente vivir en paz, sin impunidad y con justicia.

No se trata de militarizar al país. Esta ley, lo que busca es comprometer a las autoridades a que cumplan con su obligación.

De la mano de esta Ley, deberá acompañarse la estrategia de seguridad que el próximo gobierno presentará el miércoles entrante. Andrés Manuel López Obrador y quienes serán su gabinete de seguridad, tienen claro que sin las fuerzas armadas no se podrá llegar muy lejos.

Aquí es donde la ficción en torno a los militares se desvanece ante realidad, ya que en los hechos, son los únicos que pueden hacerle frente al problema; son, quienes después de 15 años de estar en las calles, conocen mejor las amenazas y realidades en torno al impacto que los criminales han causado en la gente, en los gobiernos, en la economía y por supuesto, en la fuerza que ha tomado el fenómeno de la polarización en México.

Que no se escatime el poder militar.

Sus efectos siempre serán positivos.

 

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